La provincia de Murcia se caracteriza desde hace unas pocas décadas, más que por la cosecha de pimientos o alcaciles, por la cosecha de ladrillos.
En una zona cálida como ésta, no tendría nada de malo el hecho de construir en busca de una especie de California europea, tal como predicaban algunos en los años de oro. Lo que no resulta aceptable es que finalmente se haya construido para conseguir una especie de Calcuta europea. Aunque eso si: aquí algunos de los slum tienen campo de golf.
En la Segunda Era sociata (2004-2011), el gobierno central, invocando los textos sagrados de la Iglesia de la Climatología, y armado de una dirección general de nosequé de costas, intentó impedir que en Murcia (gobernada por sus presuntos rivales naturales), se continuase echando cemento sobre besugos, calamares y demás especies marinas. Incluso intentó que aquellos ladrillares y asimilados (chiringuitos incluidos) que invadían literalmente la costa fuesen derribados. Y no lo consiguió. Aunque intentaron al menos que las concesiones de chiringuitos playeros que fuesen caducando cerrasen nada más terminar el plazo de concesión.
Tal cosa ocurrió en una pedanía costera del Mar Menor con una de las dos lonjas-restaurante ubicadas en plena playa.
Como puede verse en la fotografía, la lonja De Miguel ya fue cerrada. Bueno, fue clausurado el negocio, porque los ladrillos ahí siguen convertidos en balneario de ratas y ratones.
Y como puede verse en la misma fotografía, al fondo aparece un edificio en construcción a unos metros y en la misma playa.
Se trata precisamente de un restaurante. Un restaurante al que le vendrá muy bien que cuando esté terminado, las dos lonjas-restaurante (abarrotadas todos los fines de semana y todo el verano) no le hagan sombra en esta época llamada de crisis, porque ya estarán cerradas.
La curiosidad sobre la nueva construcción que se observa al fondo, se dispara con la munición de la mosqueante sospecha.
Y si uno se acerca al edificio, podrá ver un cartel en el que quedan despejadas todas sus dudas.
Lo primero que llama la atención es la fecha de inicio de las obras: 5 días después de que los peperos ganasen en las votaciones nacionales.
Luego, si uno comprueba quién es quién en la empresa promotora y constructora, encontrará nombres conocidos. Nombres e imágenes que a la prensa sociata de la época le encantaba sacar en portada, cada vez que anunciaban las visitas que hacían al fiscal de turno por acusaciones de corruptelas variadas.