No obstante, me siento tentado a nombrar a Ana Botella como ingeniosa de la Villa por un hecho asaz retorcido que he podido comprobar de la mano de un buen amigo, que tiene la desgracia de vivir en esa especie de mingitorio público de suelo empedrado por monos psicópatas y conocido pomposamente como "Madrid histórico". Y viene la explicación:
una buena parte de la calle Los Mancebos, que no tiene salida, hasta hace unos días, disponía de zona de aparcamiento regulada por pastómetro pintada en color verde... botella. La zona albergaba a diario entre 15 y 20 coches las 24 horas. Teniendo en cuenta las tarifas y horarios regulados actuales, cada vehículo estacionado en la zona aportaba una miseria a las arcas del ajuntamiento. 27,75€ si pagaba las 9 horas de aparcamiento o aún menos si disponía del "abono" para aparcar en la zona. Como mucho, 500 eurillos un día por toda la zona. Ná.
Víctimas a la espera del verdugo |
Dada la acuciante demanda de plazas de aparcamiento para residentes, a la par que prohibición de construcción de aparcamientos en los edificios de prácticamente la mayoría de las calles de la zona, no hace falta decir que la popularidad de la suegra del señor Agag ha subido muchísimo en el barrio. De hecho hay quien no sólo piensa en ella con ahíta frecuencia, sino hasta en sus ancestros. Otros opinan (con faltas de ortografía, eso sí) que la edil carece de vergüenza.
Pero claro... Madrid es al fin una ciudad de pícaros, y no iba a ser la alcaldesa la única. En las zonas en las que aún permite la buena señora que los pobres dejen sus vehículos, no basta con pagar los impuestos municipales y la Zona de Pastómetro Trincón, sino que con la complacencia (y connivencia) del ajuntamiento de la Villa y Corte, los gorrillas ejercen su pícara actividad, eso si: sin pagar patente alguna.
Sin duda quedará estupendo creer que efectivamente el hombre tiene dificultades y sacar la estampita de la solidaridad y esas cosas. Y como somos dados a ello, pues nada, a sentirnos solidarios también con el gorrilla, pero... ¿y quién se va a sentir solidario con las decenas de vecinos de ese barrio que se han quedado sin lugar para aparcar pese a estar pagando un dinero por ello?. ¿El gorrilla?. ¿El de la furgonetilla?.
¿Acaso la inGeniosa alcaldesa les hará un descuento en la tasa de aparcamiento que los vecinos pagan, por hurtarles por sus bemoles 20 plazas de aparcamiento?.
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