sábado, 10 de julio de 2010

Exterminio

A alguien que quiera mandar sobre los demás, siempre le supondrá un problema la resistencia que los demás opongan para ser mandados.

Cuando los disidentes son pocos, el estorbo puede resolverse con relativa facilidad, pero cuando son miles, la solución se torna más compleja.

En el pasado reciente, y en el área que podría ser denominada como Occidente, se probaron métodos masivos de eliminación física de la gente que estorbaba al gobernante, y se comprobó que resultaba algo muy complejo pero que, sobretodo, creaba muchos enemigos.


Fue preciso establecer puntos de eliminación, y resultó muy difícil reunir a los molestos y transportarlos hasta ésos puntos.

Se hizo preciso recurrir a mentiras para que entrasen voluntariamente en las cámaras donde iban a ser gaseados.












Generalmente era necesario emplear mitad violencia, mitad engaño hasta que se conseguía colocar a todos en el punto de eliminación, y luego había que llevar a cabo procedimientos muy costosos para acabar con la vida de los disidentes y hacer desparecer sus restos.






Aunque en las tareas de exterminio resultaba relativamente sencillo contar con cooperantes voluntarios entre los propios disidentes, pudieron constatar que deshacerse de tantos miles de cuerpos era un grave problema.

Otro problema añadido era que el disidente muerto no resultaba utilizable.








Varios años después, hacia Mayo de 1968, estalló en toda Europa un movimiento imparable. Obreros y estudiantes se unieron exigiendo al Sistema imaginación.
Los métodos empleados hasta entonces por los dirigentes ya no convencían. Aquella convulsión social fue tan intensa que preocupó seriamente a la clase dirigente. El grito de "¡¡ La imaginación al poder !!" no se lo esperaban. Aquello resultó una tremenda sorpresa para unos políticos que se sentían totalmente cómodos, y creían que nada tenían que mejorar. Mayo del 68 les descubrió la realidad: el método debía ser cambiado...

La sumisión había desparecido, dejando paso a la inteligencia y el pensamiento individual.

El comienzo del siglo XXI ya muestra un panorama en ése Occidente, que resulta imposible compararlo con el conocido en Mayo de 1968. La solidaridad, la unidad familiar, el honor, el patriotismo, de repente han dejado de existir. La conducta sexual responsable y las creencias religiosas ya forman parte de lo malo, de lo desechable.



En el siglo XXI existen campos de exterminio, pero no de vidas (como estado biológico), sino de ideales, creencias, valores, y todo aquello que sea individual y humano.
Las sesiones a las que dócilmente se someten los jóvenes, anulan cualquier sentido individual e intelectual y le convierten en un incapacitado social.





El método del siglo XXI comienza a actuar sobre el individuo desde la infancia, mediante el alejamiento de la familia, el contenido educacional y visual. Pero es una vez finalizada la infancia cuando comienza la educación grupal: la creencia de que la familia es egoísta y el grupo es generoso. Tal creencia es imprescindible para que cuando la ya debilitada estabilidad del individuo se quiebre, y comprenda que el grupo no tiene el menor interés en ayudarle y convencido de que la familia constituye más un enemigo que un amigo, acepte la confortable comodidad que le ofrece el Sistema. Ya no tiene que preocuparse por ninguno de sus problemas, pues el Sistema le insta a no preocuparse.

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