Corre insistentemente el rumor de que Santiago Segura va a dirigir una nueva película que lleva por título "Trashorras, el brazo tonto de Al Qaeda".
La sinopsis es la siguiente: Tres años después de los ataques al WTC de Nueva York, unos islamistas malvadísimos deciden cometer el mayor atentado de la historia de Europa y eligen Madrid. El móvil es castigar a los españoles porque su ejército ha invadido Iraq.
Para ello, personas invisibles en el film, organizan un ataque con 13 bombas a 4 trenes de pasajeros.
Los explosivos los facilita un ex minero -no islamista- aquejado de esquizofrenia y confidente de la policía española, apellidado Trashorras.
Otro confidente -tampoco islamista- de la policía española se encarga de poner en contacto al minero con unos moros -que no son islamistas- que se dedicaban a trapichear con drogas, y que dan el toque moro a los terroristas, porque el atentado, según el guión, ha de ser "de tipo yihadista" (no puede ser "de tipo abertzale" porque no tocaba).
Para facilitar la labor investigadora de la policía, uno de los moros aporta una serie de tarjetas de telefonía móvil, porque el guión exige que las bombas sean activadas con la alarma de unos teléfonos móviles. Es mas: para que se investigue mejor, los teléfonos son liberados de la compañía que los vende, para poder utilizar las tarjetas del moro (que son de otra compañía distinta de los teléfonos).
El guión, que parece un tanto apresurado, ha sido escrito por Javier G.B en colaboración con Juan del O.
En efecto: estos guionistas noveles en literatura islámica-yihadista, con las prisas no se percataron de que las tarjetas no eran necesarias para activar las alarmas de los teléfonos de los malos y -además- no tuvieron en cuenta el pequeño detalle de que el artefacto que descubren, y que permite atrapar a los malos, tenía una tarjeta de la compañía Amena y un terminal de la compañía Movistar que no había sido liberado, detalle que impedía el funcionamiento de la tarjeta (a su vez innecesaria).
Pero en fin, minucias aparte, parece que la película en su conjunto garantiza el éxito de público.
Muy bueno, Carlitos. El esperpento es la única forma de dibujar la bajeza moral de unas instituciones acanalladas y de una sociedad muerta.
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